13 de abril de 2012

Decepción.

Somos ilusos, por naturaleza. Con cualquier detalle mínimo, aunque haya mil veces que pensemos mal, solemos sonreír como verdaderos idiotas y creernos el cuento que nos transmite nuestro propio subconsciente, nuestra ilusión y nuestras ganas de soñar.
Pero con los años son tantos los palos que nos llevamos, que nos damos cuenta de que no existe ninguna Blancanieves ni Bella Durmiente, que ningún príncipe nos va a despertar de un sueño eterno con un simple beso; todo es sólo una maldita metáfora en un mundo cruel, otro cuento más, al fin y al cabo.
Esperar demasiado, sólo nos hace caer aún más bajo y hundirnos más, al no recibir lo que habíamos pensado. Lo mejor, te das cuenta con el paso del tiempo, es no esperar nada, dejar a un lado las ilusiones para así evitar una gran decepción.

No hay comentarios: