19 de febrero de 2012

Camino.

Dormir. Sin que nada te moleste, sin que nadie te interrumpa, sin que pensamientos idiotas se cuelen en tu cabeza como moscas. Dormir para evadirte del ruido, del mundo, de la vida, de todo un poco. Sí, a veces sólo queremos huir de todo lo que nos rodea, pero eso no tiene mucho sentido.
Lo mejor es plantarte, decidir qué quieres y cómo lo quieres y por supuesto, conseguirlo. No importa cuánto tardes, siempre va a merecer la pena. ¿Por qué sentir miedo? Lo cierto es que es algo irracional y bastante invebitable: cuando todo va mal o tú lo crees así, todo tu ser se activa en contra y sólo quieres correr y perderte. Pero a pesar de todo, tienes que buscar una salida que esté al alcance de tu mano y que no sea escapar, porque si algo somos aunque a veces ni nos lo creamos, es fuertes. Somos valientes y capaces de enfrentarnos al mundo, aunque nos parezca imposible.
Aunque a veces tengamos esos días en los que lo único que queremos es estar solos, pensar, dormir, pasar completamente de lo que nos rodea -y a la vez, sentirnos más queridos que nunca-, siempre habrá algo por lo que merezca la pena sonreir, siempre habrá otro camino.

No hay comentarios: